martes, 24 de abril de 2012

LOS CIMIENTOS DE LA VIDA

Al igual que a la suma de ladrillos hace una pared, el conjunto de paredes hace una habitación, el conjunto de habitaciones hace un hogar y el conjunto de hogares hace un edificio de pisos, por ejemplo, en el cuerpo humano ocurre algo semejante. La parte más pequeña de un ser vivo son unas moléculas llamadas nucleótidos o bases ( ciertamente, son la base de la vida) que, emparejándose unas a otras en un orden determinado, forman largas cadenas (en realidad son dobles cadenas, como una escalera con dos barandillas) llamadas ácidos nucleicos. Éstos son distintos unos de otros por tener sus nucleótidos, o bases, ordenados con una secuencia distinta. Estas dobles cadenas tienen, entre otras muchas, dos propiedades principales:

1) Se pueden copiar a sí mismas, lo que explica por que los hijos heredan rasgos y peculiaridades de sus familiares.
2) Organizan la actividad de las células y, a través de éstas, dirigen y regulan la actividad del organismo entero.


La suma de estas cadenas de ácidos nucleicos da lugar a los genes, y, como ya hemos visto, la suma de genes forma los cromosomas. En cada cromosoma hay cientos de miles de genes, que son la base de la herencia genética.





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